¡Ya están aquí!

Empiezan los exámenes, y como cada año los agobios y nervios, las noches en vela y las dosis extra de cafeína. Las enormes colas en reprografía para fotocopiar los apuntes de asignaturas de las que no conocemos ni la cara del profesor, y la bedel en la puerta de la biblioteca solicitando el carnet de la universidad para entrar, indican cada año el comienzo del periodo de exámenes.

El único mes del curso en el que resulta imposible aparcar en el parking más allá de las 9 de la mañana, el único mes en el que la gente se pelea por las mesas de la biblioteca, el único mes en el que la universidad está realmente llena. Ese es el mes de exámenes.

Pero este año es diferente: Diferente porque los de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid debemos de ser los únicos tontos que estamos de exámenes; porque las bibliotecas públicas han decidido que no merecemos un horario de más de 8 horas de apertura los fines de semana, el horario de 24 horas sólo lo merecen los de la Autónoma o la Complutense; y diferente porque hemos acabado las clases el 13 de abril, ¿dónde se ha visto eso?

Parece que la URJC está empeñada en ser diferente, en ir contracorriente, en adaptar el plan Bolonia antes que nadie, en ser la universidad pública más moderna. ¿Mejor o peor? No lo sé, simplemente diferente.

Suerte para todos los alumnos de la URJC