El pasado sábado 2 de abril, José Luis Rodíguez Zapatero, presidente del ejecutivo de España desde hace 7 años, anunció que no sería el candidato del Partido Socialista Obrero Español en las próximas elecciones generales. Declaró que esta era una decisión que había tomado tiempo atrás, cuando fue elegido por las urnas como presidente del Gobierno, pues no quería un mandato de más de 8 años.
Lo cierto es que estas declaraciones eran esperadas, aunque el propio Zapatero admitió que había tomado esta decisión en las últimas semanas como resultado de largas charlas con sus allegados. Queda un año hasta las elecciones generales, periodo en el que Zapatero ha prometido dejarse la piel.
El sucesor del actual presidente será elegido mediante un proceso de primarias, como ya lo hizo Felipe González al término de su mandato de 12 años. Un método diferente llevó a cabo el ex-presidente José María Aznar que, tras gobernar España 8 años, designó él mismo a su sucesor, Mariano Rajoy, en lo que se conoce como “la sucesión a dedo”, pues en este proceso no tuvieron cabida las preferencias y opiniones de los diferentes integrantes del partido como sí lo tienen en un proceso de primarias, donde cada miembro vota al que considera mejor sucesor.
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