Parece ser que a la gran diva mundial Beyoncé se le ha subido el éxito a la cabeza. Desde que despidió a su padre como representante no ha sabido cómo dirigir su carrera y ha terminado siendo llevada ante los tribunales. La razón ha sido las exigencias salariales de la cantante por su participación en un videojuego de baile protagonizado por ella misma.
Inicialmente, en el contrato, se había estipulado una determinada cantidad que sería retribuída a la diva pero, a mitad de proyecto, ésta exigió una cantidad superior. Esta salida de tono supuso la retirada de los principales inversores del proyecto que, más tarde, la propia Beyoncé también abandonaría, provocando pérdidas millonarias a la empresa, que incluso ha llegado a quebrar, y el despido 70 de sus trabajadores.
A la cantante se le ha exigido por la vía judicial el pago de la cantidad estimada de los beneficios que habría reportado la venta del videojuego además del coste de la producción del mismo, que asciende a 4,5 millones. La empresa ha solicitado al juez que le prohíba a Beyencé poder volver a participar en proyectos de esta índole. De momento el tema está parado y, a menos que se llegue a un acuerdo económico entre las partes, nos encontraremos ante un verdadero culebrón judicial.
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