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viernes, 24 de febrero de 2012

365 días de Primavera Árabe


La Primavera Árabe celebra su primer aniversario

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Parece que fue ayer cuando llegaba a los oídos de Occidente la noticia del germen de un levantamiento de la población tunecina, del eufórico contagio en Egipto y de una rebelión en el seno del islamismo contra los regímenes dictatoriales que gobernaban todos los países de la zona. Hoy, un año más tarde, el mundo es consciente de la importancia de aquel histórico momento y de las dificultades que está acarreando la transición hacia una deseada democracia.


Túnez, el detonante

Europa, ajena a la realidad tunecina, consideraba el gobierno de Ben Ali como una verdadera democracia respaldada por el importante crecimiento económico conseguido durante los últimos años. El continuo flujo turístico que visitaba Túnez, causante principal de la bonanza económica del país,  generó el arraigamiento de los ideales occidentales entre su población. Estos principios inundaban las mentes más jóvenes y las redes sociales, propagando el deseo de un futuro mejor.

La inmolación de Mohamed Bouazizi, un joven tunecino de 26 años, el 16 de diciembre de 2010, fue el detonante que inició la ola de protestas. Sidi Bouzid se convirtió en el centro neurálgico de la revolución extendiendo su iniciativa por todo Túnez hasta llegar a su capital. El apoyo del ejército otorgó aún más fuerza al movimiento que consiguió acabar con el derrocamiento del Gobierno.

Desde entonces diferentes presidentes han pasado por el Gobierno de Túnez: Mohamed Ghannouchi, fiel seguidor de Ben Ali, asumió el cargo de primer ministro de la transición hasta que el pueblo forzó su dimisión pasándole el testigo a Fouad Mebazaa como presidente y a Caïd Essebsi como primer ministro. Ellos serán los encargados de convocar elecciones que finalmente se celebrarán el 23 de octubre de 2011 con el consiguiente nombramiento de Moncef Marzouki como actual presidente del Gobierno tunecino.

tunez 


Egipto, multitudinario

Tras lo ocurrido en Túnez, el efecto contagio hacia Egipto fue casi inmediato. El pueblo egipcio llevaba años realizando periódicas protestas contra su estático Gobierno sin resultado alguno, y al igual que en el caso tunecino, las inmolaciones de varios de sus ciudadanos generaron el impulso necesario para desencadenar el enfurecimiento masivo.

El 25 de enero comenzaba el levantamiento de miles de personas contra el régimen de Mubarak, que reacio a abandonar su cargo intentaba, a través de nuevos nombramientos, mantenerse en el poder prohibiendo las concentraciones y provocando más de 800 muertos. Las manifestaciones continuaron hasta la completa disolución del Gobierno y el Parlamento, otorgando la autoridad al ejército.

egipto
Actualmente el país continúa sin convocar elecciones a la espera de posibles candidatos, que tienen como plazo máximo para presentar su solicitud el 8 de abril. El Gobierno militar pretende tener un nuevo dirigente a finales del mes de junio, terminando así con su potestad.



La plaza de Tahrir, en El Cairo, ha presenciado las manifestaciones más multitudinarias convirtiéndose en el principal símbolo de la revolución egipcia, pero la inestabilidad social sigue causando estragos como la batalla acontecida en un campo de fútbol de Port Said a principios del mes de febrero.


Libia, la guerra civil

La detención de Fethi Tarbel, abogado defensor de presos de conciencia, junto con las revueltas en el resto de países árabes fueron el detonante de la rebelión en Libia. El 17 de febrero comenzaba en Bengasi el levantamiento contra los 41 años de mandato de Muamar el Gadafi.

La radical represión contra los opositores al régimen desató una guerra civil en Libia más sangrienta y encarnizada que las rebeliones que otros países estaban atravesando. Las Naciones Unidas se vieron obligadas a tomar cartas en el asunto enviando una advertencia a Gadafi, mientras, la Liga Árabe decidió suspender a Libia como miembro apoyando el establecimiento de una zona de exclusión aérea propuesto por la Organización de las Naciones Unidas. El desafío del dictador, que hizo caso omiso de las advertencias internacionales, originó un ataque de las tropas francesas, británicas y estadounidenses en defensa de los rebeldes.

LIBIA ANIVERSARIOEl 20 de octubre, tras ocho meses de duros enfrentamientos, Gadafi es apresado y fallece en circunstancias aún por determinar mientras su hijo, Saif al-Islam Gadafi, logra escapar. El Consejo Nacional de Transición posee en este momento la autoridad en Libia habiendo sido reconocido como cuerpo político en más de 100 países.


Siria, sin final

El 26 de enero de 2011 se iniciaron las protestas contra el régimen dictatorial de Bashar al-Assad en circunstancias similares al resto de levantamientos árabes. Desde entonces, las fuerzas de seguridad sirias han reprimido con dureza a los rebeldes matando a miles de ellos y a seis periodistas occidentales en lo que el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha calificado de situación “inaceptable”.

Algunas de las técnicas de ataque por parte del Gobierno han consistido en cortar el suministro de agua y electricidad, y confiscar alimentos en muchas ciudades que se encuentran actualmente al borde de la hambruna. Además, al-Assad cuenta con un grupo de más de 3.000 paramilitares financiados de manera privada para garantizar su seguridad.

Mientras la brutal matanza en Homs mantiene en vilo al mundo entero, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no consigue llegar a un acuerdo de intervención al que Rusia y China se oponen con firmeza.

El levantamiento en Siria ha sido, sin duda, la más larga de las revoluciones del mundo árabe. Con más de 8.500 refugiados en Turquía y tras más de un año de lucha, el país sigue sin ver el final del enfrentamiento que día tras día suma nuevas víctimas.

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Otros países como Arabia Saudí, Bahréin, Marruecos o Argelia continúan su lucha por un futuro mejor. El camino hacia la transición que sus vecinos ya han comenzado, hacia un porvenir libre de ataduras políticas y similar al paraíso político que para ellos representa Europa. A día de hoy, Yemen ha conseguido convocar elecciones, una votación con un único candidato que dista bastante de lo que en los países desarrollados denominan como referéndum, pero que sin duda es un paso adelante para una nación que había sufrido la represión del mismo dictador durante los últimos 33 años de su historia. Poco a poco, paso a paso parece empezar a despejarse la tormenta que mantenía en la penumbra buena parte de Oriente Medio y Próximo, floreciendo lo que aparenta ser una nueva y radiante Primavera Árabe.

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