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sábado, 12 de noviembre de 2011

El Recuerdo

Esta vez mi recomendación es un restaurante, mi restaurante favorito.

Situado en pleno centro de Madrid, junto a Nuevos Ministerios, se encuentra El Recuerdo, un estupendo restaurante frecuentado por gente de todas las edades donde la buena cocina y el buen gusto asoman por cada rincón.


La decoración en blanco y negro, espejos, fotografías y miles de velitas adornan las dos plantas. Pero como curiosidad visiten el aseo, donde su estilo clásico e incluso recargado, destacan en relación con el resto del local. No falta detalle, ¡incluso tienen unos vasitos con enjuague bucal!


La comida es deliciosa: Como entrantes recomiendo la ensalada César, con una salsa algo más fuerte de lo normal pero exquisita, y la quesadilla de pollo, champiñón, tomate y queso. Los platos principales se dividen en tres grupos en función de distintos precios, entre ellos puedo aseguraros que no os arrepentiréis de probar el carpaccio de solomillo con mostaza y parmesano, el solomillo de pata negra con foie y mi plato favorito, el magret de pato con chutney de tres pimientos. No os descuidéis y dejad espacio para el postre, la pantxineta está estupenda, pero sin duda alguna yo me quedo con la mousse de chocolate blanco con espejo de chocolate negro, sublime...





Y lo que todos os estaréis preguntando... ¿tiene un precio asequible? Desde luego que sí. Entre 20 y 30 euros por persona, dependiendo sobre todo de si se pide algún vino en especial.
Además el servicio es más propio de un restaurante de etiqueta, el meitre pasa por todas las mesas comprobando que todo es de agrado, y lo camareros son de escuela, no de mesón de barrio. Un sitio excepcional, con un precio asequible, muy adecuado para llevar a nuevas conquistas, por el aire romántico de la luz de las velas, pero también para ir con amigos o familia.



3 comentarios:

  1. Veintidós fueron las veces que tuve que decir al servicio: "No gracias, estamos bien". El exceso de atención por parte de los camareros me hizo sentir incómoda.

    Patricia Arcaya

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  2. Es cierto que en ocasiones resulta excesiva la atención de los camareros que pasan constantemente a servirte el agua o vino, o a preguntarte si necesitas algo, pero también es de agradecer que no tengas que gritar a nadie para que te atienda como ocurre en otros restaurantes.

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  3. Me atendieron estupendamente, si pago por un servicio prefiero el exceso de atención que no andar gritando por que el camarero no aparece por ningún lado.
    Tanto la decoración como la comida son de mi agrado y siempre que mi bolsillo me lo permita me iré a cenar.

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