La Primavera Árabe celebra su primer aniversario
Parece que fue ayer cuando llegaba a los oídos de Occidente la noticia del germen de un levantamiento de la población tunecina, del eufórico contagio en Egipto y de una rebelión en el seno del islamismo contra los regímenes dictatoriales que gobernaban todos los países de la zona. Hoy, un año más tarde, el mundo es consciente de la importancia de aquel histórico momento y de las dificultades que está acarreando la transición hacia una deseada democracia.
Túnez, el detonante
Europa,
ajena a la realidad tunecina, consideraba el gobierno de Ben Ali como una
verdadera democracia respaldada por el importante crecimiento económico
conseguido durante los últimos años. El continuo flujo turístico que visitaba
Túnez, causante principal de la bonanza económica del país, generó el arraigamiento de los ideales
occidentales entre su población. Estos principios inundaban las mentes más
jóvenes y las redes sociales, propagando el deseo de un futuro mejor.
La
inmolación de Mohamed Bouazizi, un joven tunecino de 26 años, el 16 de
diciembre de 2010, fue el detonante que inició la ola de protestas. Sidi Bouzid
se convirtió en el centro neurálgico de la revolución extendiendo su iniciativa
por todo Túnez hasta llegar a su capital. El apoyo del ejército otorgó aún más
fuerza al movimiento que consiguió acabar con el derrocamiento del Gobierno.
Desde
entonces diferentes presidentes han pasado por el Gobierno de Túnez: Mohamed
Ghannouchi, fiel seguidor de Ben Ali, asumió el cargo de primer ministro de la
transición hasta que el pueblo forzó su dimisión pasándole el testigo a Fouad
Mebazaa como presidente y a Caïd Essebsi como primer ministro. Ellos serán los
encargados de convocar elecciones que finalmente se celebrarán el 23 de octubre
de 2011 con el consiguiente nombramiento de Moncef Marzouki como actual
presidente del Gobierno tunecino.
Egipto,
multitudinario
Tras
lo ocurrido en Túnez, el efecto contagio hacia Egipto fue casi inmediato. El
pueblo egipcio llevaba años realizando periódicas protestas contra su estático
Gobierno sin resultado alguno, y al igual que en el caso tunecino, las
inmolaciones de varios de sus ciudadanos generaron el impulso necesario para
desencadenar el enfurecimiento masivo.
El
25 de enero comenzaba el levantamiento de miles de personas contra el régimen
de Mubarak, que reacio a abandonar su cargo intentaba, a través de nuevos
nombramientos, mantenerse en el poder prohibiendo las concentraciones y provocando
más de 800 muertos. Las manifestaciones continuaron hasta la completa
disolución del Gobierno y el Parlamento, otorgando la autoridad al ejército.
Actualmente
el país continúa sin convocar elecciones a la espera de posibles candidatos,
que tienen como plazo máximo para presentar su solicitud el 8 de abril. El
Gobierno militar pretende tener un nuevo dirigente a finales del mes de junio,
terminando así con su potestad.
La
plaza de Tahrir, en El Cairo, ha presenciado las manifestaciones más
multitudinarias convirtiéndose en el principal símbolo de la revolución
egipcia, pero la inestabilidad social sigue causando estragos como la batalla
acontecida en un campo de fútbol de Port Said a principios del mes de febrero.
Libia, la guerra civil
La
detención de Fethi Tarbel, abogado defensor de presos de conciencia, junto con
las revueltas en el resto de países árabes fueron el detonante de la rebelión
en Libia. El 17 de febrero comenzaba en Bengasi el levantamiento contra los 41
años de mandato de Muamar el Gadafi.
La
radical represión contra los opositores al régimen desató una guerra civil en
Libia más sangrienta y encarnizada que las rebeliones que otros países estaban
atravesando. Las Naciones Unidas se vieron obligadas a tomar cartas en el
asunto enviando una advertencia a Gadafi, mientras, la Liga Árabe decidió
suspender a Libia como miembro apoyando el establecimiento de una zona de
exclusión aérea propuesto por la Organización de las Naciones Unidas. El
desafío del dictador, que hizo caso omiso de las advertencias internacionales,
originó un ataque de las tropas francesas, británicas y estadounidenses en
defensa de los rebeldes.
El
20 de octubre, tras ocho meses de duros enfrentamientos, Gadafi es apresado y
fallece en circunstancias aún por determinar mientras su hijo, Saif al-Islam Gadafi, logra escapar. El Consejo Nacional de
Transición posee en este momento la autoridad en Libia habiendo sido reconocido como cuerpo político en más de 100 países.
Siria, sin final
El
26 de enero de 2011 se iniciaron las protestas contra el régimen dictatorial de
Bashar al-Assad en circunstancias similares al resto de levantamientos árabes. Desde
entonces, las fuerzas de seguridad sirias han reprimido con dureza a los
rebeldes matando a miles de ellos y a seis periodistas occidentales en lo que
el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha calificado de
situación “inaceptable”.
Algunas
de las técnicas de ataque por parte del Gobierno han consistido en cortar el
suministro de agua y electricidad, y confiscar alimentos en muchas ciudades que
se encuentran actualmente al borde de la hambruna. Además, al-Assad cuenta con
un grupo de más de 3.000 paramilitares financiados de manera privada para
garantizar su seguridad.
Mientras
la brutal matanza en Homs mantiene en vilo al mundo entero, el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas no consigue llegar a un acuerdo de
intervención al que Rusia y China se oponen con firmeza.
El
levantamiento en Siria ha sido, sin duda, la más larga de las revoluciones del
mundo árabe. Con más de 8.500 refugiados en Turquía y tras más de un año de
lucha, el país sigue sin ver el final del enfrentamiento que día tras día suma
nuevas víctimas.
Otros
países como Arabia Saudí, Bahréin, Marruecos o Argelia continúan su lucha por
un futuro mejor. El camino hacia la transición que sus vecinos ya han
comenzado, hacia un porvenir libre de ataduras políticas y similar al paraíso
político que para ellos representa Europa. A día de hoy, Yemen ha conseguido
convocar elecciones, una votación con un único candidato que dista bastante de
lo que en los países desarrollados denominan como referéndum, pero que sin duda
es un paso adelante para una nación que había sufrido la represión del mismo
dictador durante los últimos 33 años de su historia. Poco a poco, paso a paso
parece empezar a despejarse la tormenta que mantenía en la penumbra buena parte
de Oriente Medio y Próximo, floreciendo lo que aparenta ser una nueva y
radiante Primavera Árabe.