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jueves, 6 de enero de 2011

¡Melchor, Melchor!

No tenía pensado hacer una crónica de la de Cabalgata de Reyes de ayer tarde en Madrid, pero tras años y años de asistencia, casi tradicional, con mi señora madre y mi hermana, la de este año me dejó algo desanimada.

No es que esta Navidad haya sido muy Navidad en Madrid. Los adornos de las calles son los mismos, por lo menos desde hace dos años, el Paseo de la Castellana tiene las mismas luces navideñas que una calle de barrio, pero la guinda fue una Cabalgata sosa, lenta, escasa y silenciosa, muy silenciosa. Un silencio que apenas se atrevieron a romper un par de tambores, que pasaron con mucha prisa, y el Poker face de la Gaga, hecho que me alucinó, la verdad.

La Navidad madrileña este año sólo la he sentido en las grandes arterias de la ciudad, esas que parecen un hormiguero y en las cuales, si no sabes andar por Madrid, puedes llegar a rozar la muerte por agobio. Y es ahí precisamente donde se siente esta época por el consumismo que se nos ha metido en la cabeza. ¿Es Navidad porque se compran regalos o se compran regalos porque es Navidad? Yo particularmente en Navidad no regalo, regla de la casa, la Navidad es para los niños, aunque ya no lo seamos.

Volviendo a la Cabalgata, pocas carrozas, muy lentas, tanto que me daba tiempo a fumar un cigarrito entre cada una de ellas y luego echar a correr en busca de caramelos, que las omnipresentes mujeres mayores, las cuales deben entrenar todo el año el chachifabuloso arte de robar caramelos, siempre me quitaban.

En cuanto a la música, escuché música de dos carrozas, una no fui capaz de identificarla, la otra era la Gaga. Esas bandas con sus tambores y trompetas y pitos y flautas o tocaban muy bajito o apenas podía escuchar los tambores.

Y de repente, llegaron los Reyes. Montados en sus carrozas luminosas, nubes, corazones y estrellas. Este año por no traer no traían ni camellos. Y ese fue el comentario generalizado “¿Ya ha terminado? Oh! Pero, ¡no hay camellos!” Eso sí, todo lo que se ha ahorrado en camellos este maravilloso ayuntamiento que tenemos, se lo ha gastado en fuegos artificiales. Maravillosos. Aunque mejor estuvo el gofre de chocolate y nata paseando por delante de Cortylandia.
Me despido de vosotros esperando que los Reyes os hayan traído todo lo que queríais y sino...haber sido buenos. Ah! Otra vez el segundo gran premio lotero de la Navidad, el Niño, ha caído íntegramente en Madrid, hoy sí he sido agraciada con un reintegro. Menos da una piedra.

1 comentario:

  1. La de las personas mayores es totalmente cierto, se entrena si si,tiene que ser así, porque es imposible poder con ellas....jaja

    Gran crónica!!!
    bsitos guapa

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