Como periodista me duele tener que escribir esto, pero no me ha quedado más remedio… Me da vergüenza ajena ver la televisión. Sí, vergüenza ajena. ¿Ustedes no sienten lo mismo? ¿Qué sensación tienen cuando encienden la caja tonta (ahora es tonta con motivo)? ¿No les da lástima? ¿Vergüenza?
Quizás sea sólo mi opinión, quizás el resto de España esté conforme, pero yo no puedo seguir callada. Vemos programas en los que los “supuestos” periodistas dedican la tarde a merendar, invitados maleducados, colaboradores que no colaboran, princesas del pueblo ridículas y presentadores más propios de “El club del chiste”. Y ahí está la eterna pregunta, ¿emiten lo que queremos o vemos lo que nos “echan”? ¿De verdad alguien quiere ver esta basura?
Si pudiera hacer una hoguera a la que arrojar programas, tal y como Cervantes hizo en su Quijote, sin duda sólo salvaría a tres de ellos, dos de los cuales ya han desaparecido de nuestra programación: “Sé lo que hicisteis”, por su frescura, espontaneidad, y porque pese a las dificultades y a la censura del resto de las cadenas, han sabido innovar y subsistir hasta agotarse; “Redes”, por ser un programa de divulgación científica (últimamente escasean), y por tener un genio como presentador; y “Buenafuente”, porque realiza entrevistas interesantes, porque es humor, porque tiene unos músicos estupendos, simplemente porque es genial.
Pero no todo podía ser malo, y es que si para algo nos va a venir bien este fracaso televisivo es para leer más, un entretenimiento educativo y muy gratificante que tenemos completamente olvidado.