Buscar este blog

jueves, 1 de marzo de 2012

Energías renovables: tocadas y hundidas

El pasado 27 de enero el Gobierno anunció una nueva medida “necesaria” para reducir el déficit público. A través de la aprobación, casi inmediata, del Real Decreto-ley 1/2012 quedaron suspendidas las ayudas y los incentivos a las energías renovables. En otras palabras, el Ejecutivo, que dirige este país desde el grandioso trono de la mayoría absoluta, hace y deshace a su antojo o, mejor dicho, al antojo de los poderoso, de los que controlan las decisiones que se toman en España: los grandes empresarios.

Que el Gobierno y el señor Rajoy cedan e, incluso, creen leyes que benefician a los menos desfavorecidos, con la única finalidad de que sus beneficios no se vean mermados, tiene dos claras consecuencias. La primera de ellas es una cuestión de futuro. Este Decreto-Ley supone la muerte agónica y lenta de la inversión en energías renovables, en el porvenir de la “energía buena”, en el futuro del planeta y de este país, que es dependiente del exterior en lo que a energía se refiere. Sin energías renovables no hay progreso energético y sin progreso energético seguiremos bajo la pétrea dictadura del crudo y sus derivados. Pero no solo supone una pérdida propia de dignidad frente al exterior sino, también, una burla al planeta en que vivimos, a su salud.

La segunda consecuencia de esta medida es la imagen que el Gobierno da a sus ciudadanos, unos ciudadanos que han creído en él para el cambio, para un mañana mejor, que salieron a la calle a votar por él, por sus ideas y por sus promesas. Esos ciudadanos ingenuos son ahora testigos de cómo el cuerpo político líder de su país vende su alma a los magnates energéticos, y a todos los que vendrán.

Este Decreto-Ley no es sino otra demostración de cómo están las cosas en España y están muy mal. Cuando un Gobierno es flexible a los chantajes de los potentados, cuando utiliza todo el poder que le otorgan las urnas para el beneficio personal y no para el bien común, es en ese momento cuando la ciudadanía se arrepiente de su voto e implora por una legislatura tranquila.

Así pues, las energías renovables han sido tocadas y hundidas, como se diría en el popular juegos de “los barquitos”, donde en un lado juega España y en el otro un Gobierno más preocupado por sus contactos y relaciones que por sus propios votantes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario