Ese revolucionario aparato, creado como vínculo de unión entre el vinilo y el discman, está de capa caída, bueno más que caída el walkman se ha quedado sin capa.
Y es que Sony, su creadora, pronunció en su fábrica de Japón aquello de “¡paren las máquinas!” y, de un plumazo, asesinó a la creación que la encumbró.
Es curioso que la noticia de que ese objeto, cuya única función hoy en día es acumular polvo en algún cajón, deje de producirse nos trastorne. Nos entristece que algo que ha formado parte de nuestra vida, de nuestra niñez, se esfume. Y es que ese aparatito negro con botones y pilas fue realmente un gran avance: le otorgó a la música carácter transportable.
¿Quién no recuerda la cara A y la cara B, rebobinarlas con un boli BIC, poner celo a una cinta para piratear música de la radio sin que la SGAE nos comiera?
Lo cierto es que se trataba de la crónica de una muerte anunciada, de hecho apenas nadie hubiera recordado el walkman si esta noticia no hubiera saltado a la prensa. Nos olvidamos del walkman como nos olvidamos del discman, y el vinilo sólo vive ahora tiempos de bonanza gracias a los amantes de lo vintage.
Aunque esto significa el principio del fin del objeto que permitió a la música ser menos estática y más movida, seguirá produciéndose para Asia y Oriente Medio donde la demanda, según Sony, “no es totalmente cero”.
Así que, analógicos, no se entristezcan porque el walkman siempre vivirá entre nosotros.
A mi no me da ninguna pena, nunca sabía donde meterme ese ladrillo,donde esté el movil, fino y ligero y multiuso,sí, es como comparar evax y el pañal q usaban nuestras abuelas.
ResponderEliminar